VIERNES ¤ 9 ¤ MARZO ¤ 2001

¤ Actitudes hoscas contrastaron con recibimientos festivos

Con el paso insurgente, Zapata cabalgó de nuevo por Morelos

¤ Reivindicación a la figura del caudillo, apropiada por el extinto régimen ¤ Muestras de intolerancia del gobernador

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

Tlaltizapan, Morelos, 8 de marzo. La travesía por la ruta de Zapata en Morelos, de Cuautla a Tlaltizapán, pasando por Anenecuilco y Chinameca, desnudó al paso de los insurgentes la situación de una entidad en crisis, con la caída de un priísmo histórico que perdió su centro sin remedio, y la emergencia de un Estado autoritario, sustentado en un astronómico número de policías y un miedo que despacha en el Palacio de Gobierno en Cuernavaca.

Los habitantes en la cuna y la tumba, el cuartel y el sitio de Emiliano Zapata, recibieron con cierta hosquedad, y sin embargo festivos, quizás librados de un peso, a los zapatistas de Chiapas. No era para menos; vino a remover las brasas de un fuego casi apagado después de la siesta interminable de los sexenios, de ser lugares predilectos del régimen, con hijos y nietos y compadres de Zapata que hicieron su agosto con la oficialización del mito, y presidentes encantados de fingirse sus amigos.

Ana Zapata ha sido diputada del PRI y toda la cosa, pero hoy está aquí. Lo mismo Diego Zapata; ellos no siguieron a Mateo y Nicolás Zapata en su rechazo furibundo al EZLN, que movieron influencias con el gobernador panista Sergio Estrada Cajigal para impedir la visita de los comandantes a la casa-museo del prócer y firmar el libro de honor.

-Me acuerdo de cuando vino Carlos Salinas de Gortari -comenta una platicadora mujer de Anenecuilco, en lo que espera a los zapatistas en la plaza del pueblo natal del Caudillo del Sur. Todavía era candidato. Nos juntaron aquí, lo bajaron de un helicóptero como ese y lo llevaron a firmar el libro.

Sobre nuestras cabezas, un helicóptero tan bajo que levanta polvareda hace creer a la mujer, por un momento, que los comandantes y el subcomandante Marcos caerían del cielo, que es a lo que aquí los tienen acostumbrados.

El último presidente consentidor con esta gente, Salinas, se trepó en su zapatismo de escritorio para quedarles bien mientras torcía radicalmente el artículo 27 constitucional, el mismo por el que se sacrificó el Ejército Libertador del Sur hace cerca de un siglo.

Una manta blanca recuerda a Florencio, El Güero Medrano. Son los de la colonia Rubén Jaramillo, el último impulsor del zapatismo verdadero, quien habría de ser eliminado, junto con su mujer y sus hijos, bajo la mano del presidente Adolfo López Mateos.

El jaramillismo vivo acompaña a los zapatistas de Chiapas desde 1994, en la persona de Félix Serdán y su gente.

Los hilos de la historia se van trenzando de otro modo. La reivindicación de Emiliano Zapata que plantea el EZLN, y que pasa por el cedazo de los derechos indígenas. Hoy el Tlaltizapán, don Félix habló ante la multitud a nombre del Congreso Nacional Indígena, e informó sobre la reunión nacional en Nurio que entre otras cosas decidió ratificar el Plan de Ayala, tal cual fue en su origen.

Mientras Chinameca, el lugar donde cayó Zapata traicionado por el gobierno, recibió menos multitudinariamente y con cierta mala vibra al EZLN, en Tlaltizapán la acogida fue grande y festiva. El cabildo en pleno designó a los 23 comandantes y al subcomandante Marcos huéspedes distinguidos. También aquí los zapatistas ratificaron el Plan de Ayala original, en El Cuartel, centro de operaciones del Ejército Libertador del Sur entre 1914 y 1918.

Una gran manta colorida, casi un mural ambulante, proclama "Zapata cabalgó de nuevo", y pone al general en su caballo, al fondo del parque. Sin duda la recepción más cálida del día, donde gobierna el PRD y a donde se vinieron a presentar los indígenas de Xoxocotla. Trajeron la voz de su lucha que no ha terminado, así como xochimamatli (grandes coronas radiantes de amarillo cempasúchil) y collares de la misma flor para los comandantes. Y flores blancas en referencia a la paz.

En otra manta, Zapata y Marcos se dan la mano.

Chinameca y Anenecuilco en el espejo

"Si Zapata viviera con nosotros estuviera", parece consigna del repertorio, pero dicha en mero Anenecuilco por un grupo de mujeres locales que traen la música por dentro suena mucho más desafiante. El padre Joaquín agita dos banderolas blancas detrás de la estatua de Zapata (una de las muchas que se verían en el recorrido de hoy, en un verdadero derroche de bronce). Se ve que la gente lo quiere. "Siempre está con nosotros", dice la platicadora de antes.

En el Día Internacional de la Mujer, hablan doña Chayo y Gilberta Castillo Rodríguez.

-Y doña Chayo hasta porra trajo -dice una voz del grupo femenino. Y otra:

-Así somos los de Anenecuilco. Y otra:

-Y al que no le guste -prosigue otra, como si fuera un coro aprendido:

-Sacamos la de Carabina 30-30.

Los que la sacan, no han dejado de sacarla, son los zapatistas de Chiapas, que en su tonada tienen su himno Ya se mira el horizonte.

Un orador, en evidente mea culpa, expresa desde el estado, antes de que hablen Marcos y los comandantes: "¿cómo es posible que las mujeres de Chiapas tengan más valor que muchos hombres de Morelos?".

Al grito repetido de "¿quién decía que los zapatistas no iban a venir?", la gente respondía:

"Los traidores". No fue tan sencilla la cosa en la patria chica de Tierra y Libertad.

En Chinameca, donde Zapata fue asesinado, una oradora haría una acotación, llamado a los chinamequenses a "no ceder ante la tentación del soborno, de la que ya estamos cansados", y enseguida entregó ramos de ave del paraíso a las comandantas del EZLN.

Hay cosas que parecen detenidas en Chinameca. Así el hombre, viejo y ceniciento, que alquila vetustos binoculares de View Master para ver paisajes falsos, caricaturas de Walt Disney y stills de Pedro Infante, Blue Demon y las Tortugas Ninja. Su mercancía es curiosa, y como que pasada de moda. Vende trucos y bromas que nadie compra: cartas marcadas, chicles con chile, cigarros explosivos, dados cargados, arañas de hule, cagadas de utilería, tinta que se borra y sangre de mentiras.

"Qué difícil es para nosotros que un puñado de hombres y mujeres que dan su vida por los que han sido nuestros ideales", dice otro orador en el un poco extraño acto de Chinameca, en parte de contrición y en parte recordatorio insoportable para los priístas que no acaban de digerir sus sucesivas derrotas y le hacen el feo al EZLN por reflejo condicionado, en las afueras del acto de recibimiento. "Chiapas conmueve nuestros corazones", agrega la misma voz, detrás de los comandantes que por primera vez participan sentados, y a la sombra, en un recibimiento.

Tener madre o no tener

En Anenecuilco, el comandante tzotzil Moisés invitó a la gente a seguir la lucha, y demandó que ya no haya "clasificaciones del país que nos trata como indios".

"Nosotros somos parte de la naturaleza. respetamos a nuestra madre naturaleza. Ella no es de nosotros. Nosotros somos de ella. El que la vende es que no tiene madre"

En las caminos pueden leerse letreros: "no vendas tu tierra", dirigida a los campesinos que empiezan a ceder a la presión urbana para casas de campo de los ricos, bajo el amparo del artículo 27 reformado.

En Chinameca, el comandante Míster recordó que en estas tierras originaron las frases "La tierra es de quien la trabaja" y "Tierra y Libertad", mientras el comandante Javier reiteró, como lo han hecho los comandantes en todas las plazas, las demandas que llevan a los zapatistas a México, las tres señales que exigen al gobierno para dialogar, y la invitación a todos para acompañar a la delegación a la capital y al Congreso de la Unión.

En un sentido histórico, la presencia del EZLN ha tenido un efecto de agitación en las aguas estancadas y un poco turbias de la patria chica de Emiliano Zapata.

La comandancia visita El Cuartel

Desde Tlaltizapán se anunció que hoy llegará a la vecina Xoxocotla la marcha a pie del Consejo Guerrerense Quinientos Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular, que espera entrar a la ciudad de México el próximo domingo, junto con la delegación zapatista y los representantes del CNI que van al frente de la cada día más grande caravana de la sociedad civil, misma que hoy fatigó los caminos interiores de Morelos.

En el Centro de Operaciones del Ejército Libertador del Sur, remodelado e inaugurado en los sesenta por Gustavo Díaz Ordaz, recibió hoy a la Comandancia General de Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en un acto privado. La gente lo llama El Cuartel, aunque en realidad es un museo.

La plaza fue escenario de un encuentro más vivo, con los nahuas morelenses y con la sociedad que pareciera acuartelarse civilmente aquí para no dejarse del gobierno panista de la entidad, cuyo titular ha dado muestras de intolerancia e incomprensión ciudadana, buenas para también a él desnudarlo. Bueno, hasta quiso cerrar hoy El Cuartel, pero el municipio lo impidió, que para algo es libre, según la ley.

Para tranquilidad de la obsesión xenofóbica de los medios electrónicos, los controvertidos Monos Blancos italianos dejaron el cuidado de la delegación, tarea que contra la tontería mediática y no pocas envidias, cumplieron eficazmente desde San Cristóbal de las Casas hasta el estado de Morelos. A partir de hoy, la sociedad civil nacional se organizó para el cordón de protección, y los Tutti Dianche podrán reposar.

Como no se ve bien irse contra los indios en estos días, los recalcitrantes y los manipuladores la emprendieron contra los ''extranjeros'', por aquello de que para el poder la globalización sólo se reconoce donde conviene.

Cualquier otra cosa es intromisión-inaceptable-en-los-asuntos-internos-de-bla-bla.

Por fin, después de combatir contra los fantasmas en una plaza rinconera y polvosa en Cuautla, en un pueblo sacado de onda como Chinameca, en un San Miguel Anenecuilco, que hoy empezó a recordar de otro modo, y un Tlaltizapán que les abrió las puertas y los distinguió honoríficamente, los zapatistas se dirigieron por la tarde hacia Milpa Alta. A punto de luna llena, los famosos visitantes se disponen a velar las vísperas de su llegada a la ciudad de México.


¤ Hay consenso nacional de que los indígenas no pueden seguir como están: Marcos

Pasado y presente se encuentran en Anenecuilco

¤ En la cuna de Zapata, simbólica unión entre el Plan de Ayala y los acuerdos de San Andrés

JESUS RAMIREZ CUEVAS Y RAMON VERA HERRERA ENVIADOS

Tlaltizapan, Morelos, 8 de marzo. En la cuna del zapatismo histórico, al oriente del estado, la Caravana por la Dignidad Indígena tuvo una jornada cargada de simbolismo. Al finalizar su visita por este estado y cumplir 13 días de gira, el EZLN cerró el círculo sobre la capital y se enfiló hacia la la ciudad de México.

En Anenecuilco, la delegación del EZLN fue recibida por hijos y nietos del general del Ejército Libertador del Sur. Ahí se anunció la unión del viejo y el nuevo zapatismo. En Chinameca, donde fue asesinado el Caudillo del sur el 10 de abril de 1919, los zapatistas entregaron una ofrenda floral y le rindieron homenaje. En Tlaltizapán, los indígenas chiapanecos ratificaron el Plan de Ayala.

En este último lugar, el subcomandante Marcos recordó que en su recorrido por 12 estados los zapatistas han encontrado muchos carteles a favor y algunos en contra, pero "no hemos encontrado uno solo que diga que los indígenas deben seguir viviendo como hasta ahora. Estamos seguros que hay un consenso nacional abrumador de que no pueden seguir como están".

En Cuautla, por la mañana, estaba programada una parada breve en el parque central ante el monumento a Zapata. El acto se suspendió y la caravana zapatista se trasladó hacia Anenecuilco.

Marcos y Zapata, los mismos ideales

En la placita del pueblo donde nació Emiliano Zapata, su hijo Diego y otros familiares del Caudillo del sur esperaban a los rebeldes chiapanecos. Los acompañaban decenas de campesinos de la zona. Entrevistado la víspera, don Diego, un viejo de aspecto campesino, con un bigote tan grande como su padre, afirmó: "lo único que le pediré a Marcos es que cuide la República.

"A Marcos y sus compañeros -continuó- los recibo amistosamente. Mi padre luchó para proteger al país, para acabar con la pobreza de los mexicanos, sobre todo de los campesinos e indígenas que viven en los ejidos y las comunidades. Ahora veo que la gente de Marcos quiere el bien de los mexicanos más pobres, es una lucha por los mismos ideales".

Sobre la iniciativa de ley indígena que se discute estos días, don Diego emplazó a los legisladores: "creo que el Congreso de la Unión debe aprobar la ley de derechos indígenas para sacar a los pueblos de su marginación. Quienes se oponen a que se reconozcan los derechos de los naturales de México no conocen a los indígenas ni a los campesinos. Esas personas son las mismas contra quienes luchó mi padre".

Dentro del grupo familiar destacaba Ana María Zapata, una de las hijas del general, quien dijo: "es una cosa maravillosa desde que salieron de Chiapas con un esfuerzo enorme. Ojalá que con este esfuerzo logren el apoyo a las comunidades indígenas como lo están pidiendo. Marcos tiene ángel como mi general Zapata, es una cosa bonita".

La hija del caudillo del agrarismo mexicano dijo que "Marcos está luchando por los derechos indígenas. Hay muchas cosas que puede hacer, usar la ley a favor de los indígenas y campesinos, que les devuelvan sus tierras, les den hospitales, escuelas, trabajo".

La mujer no contuvo la emoción cuando, mirando el monumento a su padre, aseveró: "Zapata sólo hay uno, pero Marcos tiene los mismos ideales, todos los mexicanos debemos apoyarlos. Si mi padre viviera, sería fantástico que supiera que su lucha sigue. Qué bueno que Marcos levanta su bandera".

El subcomandante Marcos respondió al recibimiento: "venimos hasta acá no para llevarnos el nombre de Zapata lejos de donde nació y siempre vivirá; llegamos hasta acá no para usurpar una historia que es de todos. De por sí es como está aquí, él va adelante y nosotros vamos atrás", dijo mirando el monumento. "Llegamos a rendir honores, como es ley que los hijos y nietos rindan honores a sus mayores cuando son como Emiliano Zapata, es decir, honestos y consecuentes", agregó.

En su breve intervención Marcos señaló que "nuestro general Emiliano Zapata nos enseñó a no luchar por el poder, porque el poder pudre la sangre y oscurece el pensamiento. Nunca llegaremos a ser como Emiliano Zapata, pero siempre lucharemos por lograrlo. Llegamos hasta acá para pedirles a los habitantes de Anenecuilco para que nos den fuerza y nuestro paso no fallezca, venimos a pedir perdón por no ser mejores y a prometer seguir tratando de ser los mejores".

Al llegar la caravana, la familia Zapata les dio la bienvenida a los delegados del EZLN. Don Diego abrazó a Marcos y le obsequió una camiseta con la imagen de su padre. Este encuentro fue para los zapatistas chiapanecos un acto de legitimación como herederos de la lucha del general agrarista. Aquí se selló la unión del nuevo y del viejo zapatismo. Como diría la maestra de ceremonias: "éste es un acto que une dos grandes ideales plasmados, uno en el Plan de Ayala y otro en los acuerdos de San Andrés".

El mitin se efectuó alrededor del kiosco del pueblo. Ahí llegó gente de Cuautla, Villa de Ayala, Anenecuilco y Chinameca, en total un millar de personas que escucharon atentas. Un Zapata de pie con su fusil en la mano fue testigo mudo del acto.

A nombre de los campesinos de la región, zapatistas como sus visitantes, Bernardo Trejo habló de la tradición histórica de lucha en estas tierras. Con una ceremonia tradicional, un grupo de mujeres entregaron flores blancas, símbolo de la paz, a los delegados del EZLN. Luego les dieron el bastón de mando a las comandantas zapatistas.

Gulfrango Aguilar Flores mencionó los sueños y las profecías de los ancianos guardianes de la tradición: "Aquí se unen dos ríos, el del viejo agrarismo y el de los indios chiapanecos". Como ofrenda entregó a la delegación un libro de historia, y tierra de la casa donde nació Zapata, que entregó al comandante Tacho "para que cuando el pueblo de Guadalupe Tepeyac (exiliado desde hace seis años por la ocupación militar) regrese a su casa, se levante un jacalito y se coloque la tierra en homenaje a la hermandad zapatista". También entregaron a Marcos una bandera nacional a nombre de los ejidos del oriente del estado.

El comandante Moisés habló de la visión indígena de la tierra y de los derechos que derivan de ella. "Queremos que se nos respete como indígenas, nuestros derechos y nuestra cultura. Somos parte de la naturaleza y respetamos lo visible y lo invisible, respetamos la tierra porque es nuestra madre, los que la venden es que no tienen madre. Nosotros sabemos que la tierra no nos pertenece, sino que somos de ella, así lo entendemos nosotros, todo ese derecho nos quieren desaparecer".

En su turno, el comandante Isaías explicó que "desde el primero de enero de 1994 salimos desde las montañas para decirle al gobierno 'aquí estamos'. Desde entonces, el gobierno empezó su bombardeo político diciendo que éramos delincuentes, transgresores de la ley. Dijo un montón de mentiras, hasta nos traicionó porque no cumplió su palabra. Es por eso que al gobierno actual no le creemos nada".

Antes de hablar, el subcomandante Marcos dio un saludo militar a todas las mujeres presentes y las felicitó en su día.

Los días previos al mitin, el alcalde de Anenecuilco, el médico militar Miguel Octavio Sánchez, transmitió mensajes por radio y dijo en las escuelas que nadie se acercara al acto, que los zapatistas venían a robar y a usurpar el nombre de Zapata. Los caciques se movieron para intimidar a la gente, denunció María Cristina Balderas. A pesar de ello, muchas personas dieron la bienvenida a la caravana.

Más adhesiones a la caravana

El monumento a Emiliano Zapata en Chinameca lo muestra montado en su corcel, El as de oros. Emiliano tiene su rifle en la mano derecha y con la izquierda sostiene la brida. El drama que el bronce conserva para los ojos atrapa un instante, ocurrido el 10 de abril de 1919: ¿sigue vivo en ese instante Zapata o la muerte lo está congelando para siempre? En ese momento perpetuado está el dilema que el subcomandante vino a plantear en esta población.

Marcos fue enfático al advertir: "queremos aprovechar que estamos aquí, en Chinameca, porque a mi general Zapata le pasó lo mismo. El tiene que decidir si va a estar ahí, en el museo, o en la calle y el campo. De él no depende, el poderoso quiere dejarlo en el museo -un lugar para llevarle flores, un nombre en un libro de historia, nada que pueda pasar o pueda hacerle daño o afecte su poder-. El problema es si este Emiliano Zapata pasa a ser lo que son ustedes en sus respectivos lugares para transformar lo que muchos estamos viendo ya, que es una situación que no se puede tolerar, una situación de injusticia que hay que cambiar.

"Zapata no murió el 10 de abril, cambió de rostro y ahorita está en disputa si el rostro que tiene es el del museo que no habla, que no siente nada, o el rostro es el de ustedes, de los habitantes de Chinameca, de Morelos. Finalmente, pensamos que son ustedes, porque lo que podamos lograr será gracias a ustedes y no gracias a nuestro prestigio o capacidad". El vocero del EZLN rechazó que la coyuntura actual sea un duelo de personalidades entre Marcos y Fox. Dijo que no cuentan con dinero para pagar un spot de televisión ni asesores de imagen y reconoció el trabajo de los periodistas: "si ustedes y mucha gente de México y el mundo nos ven y nos escuchan es porque tenemos imagen y palabra gracias a los trabajadores de los medios de comunicación. Ellos, que de una u otra forma han tenido roces y problemas con los equipos de seguridad, están trabajando, así se ganan la vida y gracias a ellos, como lo he dicho antes, se pudo detener la guerra en 1994 y está donde estamos ahora".

Al comenzar la tarde la caravana llegó a Tlaltizapán. Ahí los comandantes y el sub hicieron una escala en el museo que otrora fue el cuartel general de Emiliano Zapata. En la plaza, unos 2 mil morelenses los recibieron entusiastas.

La bienvenida corrió a cargo de los indígenas de Xoxocotla, quienes subieron al escenario con estandartes de flores y humo de copal. Primero en náhuatl y luego en español, un representante de ese combativo pueblo se comprometió a "caminar juntos con nuestros hermanos zapatistas del sur". Ahí se dio a conocer una proclama de la sociedad civil morelense. Entre otras cosas, decenas de organizaciones sociales y civiles, así como ciudadanos, demandaron al gobierno de Fox el cumplimiento de las tres señales exigidas por el EZLN para reanudar el diálogo, y al Congreso la aprobación de la iniciativa de ley elaborada por la Cocopa sobre derechos y cultura indígenas.