SABADO ¤ 10 ¤ MARZO ¤ 2001

¤ Llama al líder rebelde a platicar de los indígenas, del país, de los pobres, de seguridad...

Fox invita a Marcos a Los Pinos

¤ "Bienvenida la caravana zapatista y el propio subcomandante a la ciudad de México", señala

¤ Jorge Espina, recién nombrado presidente de Coparmex, arremete contra el EZLN

JUAN MANUEL VENEGAS

"¡Bienvenida la caravana zapatista y el propio subcomandante!" a la ciudad de México, "¡los recibimos con los brazos abiertos!", ofreció ayer el presidente Vicente Fox Quesada, quien instó nuevamente a Marcos a negociar la paz: "ni él ni el zapatismo ni el gobierno de la República tenemos alternativa para evadir nuestra responsabilidad". Incluso, invitó al jefe guerrillero a Los Pinos, "a platicar de los indígenas y de la situación del país".

Todo lo que esté a "nuestro alcance" para llegar a los acuerdos de paz, "lo vamos a hacer... esperamos que el Congreso dé el primer gran paso adelante en restablecer el diálogo con el zapatismo; nosotros, como gobierno, no vacilaremos en poner lo que nos corresponda para que el diálogo siga adelante. Pondremos todo de nuestra parte, ¡y no lo hacemos por el zapatismo, sino por los 10 millones de indígenas del país que no pueden seguir siendo olvidados y discriminados!", agregó el mandatario.

Nuestra democracia está mostrando una "gran elasticidad para permitir en su seno la discusión de ideas, generar debate y lograr consensos", subrayó Fox Quesada en la 78 Asamblea Nacional de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), cuyo nuevo dirigente, Jorge Espina Reyes, descalificó previamente -sin mencionarlos por su nombre- a Marcos y a "quienes le hacen el juego".

"Dirigentes utópicos"

No le faltaron adjetivos al líder empresarial para denostar al movimiento zapatista y sus dirigentes: "utópicos", "demagogos irresponsables", "intransigentes", "protagónicos", "chantajistas", "amenazantes de violencia", y hasta los acusó de "ignorancia supina" y de "perversidad mal disimulada".

Frecuentemente interrumpido en su discurso, para recibir las palmas de sus socios, Espina Reyes lanzó: "hemos de dar el siguiente paso de la transición con la paz como valor político fundamental, más en su concepción de armonía social que en el de la ausencia de guerra, que afortunadamente en México no existe, sino en la imaginación de algunos utópicos y de quienes, desde diversas tribunas, les hacen el juego; una paz digna que surge de la voluntad de forjar una nación con justicia, desarrollo, unidad, libertad y respeto en el marco de la ley".

Agregó: "el proceso del que debe surgir el cambio hacia la democracia plena y el estado de derecho es mucho más del orden moral que del proceso político; ello implica renunciar a la subcultura de la confrontación, de la guerra, de la violencia, de la demagogia y de la anarquía".

Dirigiéndose al Presidente de la República, Espina indicó: "exigimos a todos los actores políticos, incluyendo a aquellos que se erigen en reivindicadores de los derechos de los indígenas mexicanos, que pongan el interés de México, el bien común de todos los mexicanos por encima de sus protagonismos e intereses particulares. Exigimos al Legislativo, a los partidos políticos y al gobierno de la República, hagan su mejor esfuerzo para que, a través del diálogo, lleguen a acuerdos para incorporar a los indígenas al desarrollo.

"Actitudes intransigentes y protagónicas deben dejar paso a la búsqueda de consensos, a través de la razón y la buena fe..", dijo.

"¡Bravo, bravo!", gritaban los 500 -quizá más- empresarios reunidos en el salón Constelaciones del hotel Nikko. "¡Bien, muy bien Jorge!", decían ya prácticamente todos de pie, entusiasmados por el fervor que en su mensaje puso a quien recientemente eligieron como su representante.

Protegido por tantos aplausos citó: "la defensa de los indígenas no comenzó hace cinco años, ¡sino hace cinco siglos! Para liberarlos de sociedades teocráticas y despóticas, que tenían a la gran mayoría como siervos y que ahora se pretenden idealizar en los humos de una ignorancia supina o de una perversidad mal disimulada. Forman parte de esa historia nuestra, insignes defensores de los indios: don Francisco de Vitoria, don Bernardino de Minaya, don Antonio de Montesinos, don Bartolomé de las Casas, don Juan de Zumárraga, Motolinía, don Vasco de Quiroga...".

Al final de la cátedra pasó a la nueva advertencia: "bienvenidas las acciones encaminadas a la reconciliación y al diseño de formas novedosas de convivencia en el marco del derecho que rige a todos los mexicanos, pero un rechazo enérgico a posiciones de chantaje que amenazan con la violencia, con la pretensión insensata de presionar al Congreso y a nuestras instituciones sociales y políticas mediante un protagonismo anarquista, con argumentos sofistas, que quieren superar la pobreza de su contenido con una demagogia irresponsable".

Espina todavía recibía abrazos y más aplausos, cuando el presidente Fox se encaminó al estrado: "la verdad... ya es difícil venir a este micrófono", dijo sonriente a sus anfitriones.

Y se fue por el discurso económico, por el tema de la reforma fiscal, de la inversión. Capoteó en medio de los encendidos ánimos de los empresarios: "son ustedes la vanguardia de México, aquí está el liderazgo para construir un México a la altura de nuestras aspiraciones", les hizo el reconocimiento.

Pero al final, cuando asumió por su cuenta el tema Chiapas, se desmarcó: "llegó a la ciudad de México la marcha por la paz, la marcha zapatista. Nuestro país y nuestra democracia, hasta hoy, están demostrando una gran capacidad de procesar todos los asuntos de este país, no importa cuán conflictivos puedan ser, no importa cuán difíciles de resolver puedan ser.

"Hoy nuestra democracia está mostrando esa gran capacidad, esa gran elasticidad de permitir en su seno la discusión de ideas, generar el debate y lograr consensos", subrayó.

Insistió que la marcha del EZLN pone a prueba esta democracia y la voluntad de los zapatistas de llegar a un acuerdo de paz. Y por eso dio "la bienvenida, con los brazos abiertos", a la caravana y "al propio subcomandante".

Y a Fox sólo lo aplaudieron al final. La emotividad se enfrió.

La paz, única alternativa

Antes, por la mañana, en una reunión con corresponsales extranjeros acreditados en México, el presidente Fox subrayó su voluntad de dialogar y negociar, "porque ya estando en eso, estaremos en posibilidades de resolver los asuntos (indígenas) de manera constructiva".

Confió en que ese será el próximo paso, y aprovechó la estancia del subcomandante Marcos en la ciudad de México para hacerle "una invitación a Los Pinos, el día que quiera, a que platiquemos de los indígenas, a que platiquemos de México, de los pobres, de seguridad y tranquilidad, del futuro, de los hijos de los indígenas y de desarrollo económico; que venga y que platiquemos de crecimiento, de distribución de la riqueza y de educación -que por cierto él (Marcos) nunca menciona-, porque los pueblos indígenas lo primero que necesitan es acceso a la educación".

Sobre las acusaciones que recientemente le ha hecho el subcomandante del EZLN, el jefe del Ejecutivo les restó importancia: "¡me tiene sin cuidado Marcos! ¡Se puede hacer tan popular como quiera! Lo que me interesa, lo importante, es que cumpla con su palabra, que muestre su disposición y que nos sentemos a dialogar, que esté dispuesto a un acuerdo de paz. Lo demás ¡me tiene sin cuidado!".

Fox siguió sin dudar: "yo creo que estamos cerca de la paz, porque ni a Marcos ni al Presidente les quedan alternativas: ¡aquel de los dos que falle, me parece que va a quedar muy mal con la opinión pública, con los mexicanos y con la opinión internacional! Los compromisos de Marcos son muy serios y si no los cumple tendrá que enfrentar las consecuencias con la opinión pública. Por eso creo que está muy cerca la paz... porque ya no hay alternativas".