Por:
Equipo de MARGEN
El presente trabajo es un reportaje realizado a una trabajadora social
(Claudia Belziti) integrante del ex programa ATAMDOS (Atención
Ambulatoria y Domiciliaria de la Salud) que desarrolla trabajos
comunitarios en la localidad de Merlo (Provincia de Bs. As.).
Se considera importante analizar esta experiencia desde la cuestión
sanitaria, hasta la búsqueda de espacios de articulación entre salud y
cultura, ya que todas las actividades de estos equipos
interdisciplinarios se realiza en terreno y con un permanente contacto
con los beneficiarios del programa.
MARGEN: -El Programa Atamdos en un trabajo que se proyecta y realiza a través de la estrategia A.P.S. (Atención
Primaria de Salud). ¿Cómo consideran ustedes la operatividad, el
sentido y la conceptualización de ésta?
C.B.: -La APS es una estrategia de trabajo en comunidad
que tiende a poner el protagonismo en los sujetos de la práctica,
esto es los vecinos, tanto a nivel preventivo como asistencial. La
APS parte de una decisión política que debe ser sostenida y
mantenida desde el nivel central, y a su vez debe ser sostenida por
los propios trabajadores de la salud. De la concepción de APS que
ya fuera enunciada por la OMS (Organización Mundial de la
Salud) hace más de 10 años, intentamos rescatar en especial tres
aspectos: el primero es el trabajo en equipo, esto diferencia
claramente la práctica de la Atención Primarla con los demás
niveles de complejidad (Hospital General, Hospital Especializado).
Es decir que, y esto es observable en el trabajo cotidiano, a mayor
complejidad mayor separación de las prácticas profesionales. El
segundo es la participación de salud a nivel biológico, sino
trabajar con todos los procesos históricos y cotidianos de ese
barrio, sus instituciones, la conformación y construcción de
éstas, los vínculos, etc. Al equipo de salud le interesa insertarse
en esa trama para acompañar y facilitar los procesos de organización popular. El tercer aspecto que rescatamos es la asistencia
programada y la prevención. Creemos que no hay proceso de
participación posible si no se cumple con lo asistencial y lo
preventivo.
MARGEN: ¿Cómo se organiza programáticamente el trabajo?
Es decir, ¿cuál es la dependencia administrativa del programa y
cuál es el área de trabajo?
C.B.: -El trabajo se viene realizando desde marzo de 1988.
La Unidad Sanitaria depende de la Dirección de APS del Ministerio
de Salud de la provincia. Si bien este sería el aspecto formal, uno
de los objetivos es coordinar actividades con el proyecto sanitario
del municipio. Esta tarea, a veces puede presentar dificultades,
ya que cada municipalidad tiene su propuesta política de salud.
Estos hechos muestran la necesidad de elaborar permanentemente
nuevas estrategias para, por un lado, mantener la relación con el
municipio, y por otro llevar adelante la propia tarea de la Unidad
Sanitaria. En gran parte, la participacición en este ámbito de
discusión se relaciona con la defensa de una concepción de salud
que puede o no estar representada en las distintas áreas.
MARGEN: -¿Cuál es la conformación de los equipos?
C.B.: -La Unidad Sanitaria "Las Torres" cuenta con dos
equipos de salud, cada uno tiene: 1 Trabajador Social, 1 médico,
1 psicólogo y 1 enfermero. Por cada dos equipos se suma un
odontólogo, mucamas y empleado administrativo. Más allá de la
conformación formal, es importante discutir el sentido de la
práctica de estos equipos. En el libro "Del Macetero al Potrero",
publicado por UNICEF, Antonio Infante plantea que en cuanto a
los equipos de salud, es importante desarrollar un trabajo especial
con los integrantes, en función de que puedan colaborar con lo que
él llama "permeabilización de la estructura sanitaria", es decir
facilitar que la toma de decisiones se acerque a los sectores
populares.
Todo este planteo muestra la necesidad de desarrollar
un trabajo importante también hacia adentro, en nuestro caso la
primera tarea para ir configurando un pensamiento como equipo
consistió en realizar un trabajo, principalmente en lo asistencial,
personalizando y concibiendo a ese sujeto con una determinada
demanda dentro de su contexto social. Además, como primera
tarea por fuera del consultorio, nos propusimos conocer todo el
barrio, visitando familia por familia, compartiendo en las casas
con los vecinos quiénes éramos, de dónde veníamos y en qué
consistía el programa.
Esta tarea llevó aproximadamente dos meses y paralelamente manteníamos reuniones con las instituciones que existían en el barrio en una primera etapa, la iglesia, el club. etc.
Es necesario destacar que este trabajo se realizó sin abandonar las actividades de asistencia.
MARGEN: -En ese barrio, ¿era la primera vez que había una
unidad sanitaria, o sea que la gente podía tener, si se quiere, una
concepción más "hospitalaria" con respecto a la asistencia? ¿Cómo
trabajaron ese punto y desde qué marco teórico?
C.B.: -La demanda asistencial era muy grande y se dirigía
en forma significativa a los médicos, obviamente no podía ser
absorbida por éstos. Este punto es importante para discutir la
relación: Equipo-Demanda.
Por otro lado realizamos algunos trabajos de prevención, salimos de la sala y entre todos conversamos cómo resolver temas como resfríos, catarros, cómo se caracterizan las urgenclas. La modalidad de la Unidad Sanitaria es no medicar, salvo que sea estrictamente necesario.
En primer lugar comenzamos a
poner límites (Cantidad de vecinos atendidos), pero éstos eran
conversados con los vecinos. Las charlas giraban alrededor de los
siguientes ejes: el médico debe dedicar 20 minutos a cada
paciente, la atención debe ser regulada, la atención no debe
maquinizarse, etc. Se trataba de desarticular los dispositivos de
poder que generalmente se ponen en marcha en la estructura
hospitalaria, en especial en la relación: Consultorios Externos - Paciente.
Nos propusimos romper con toda una "cultura" de la asistencia que se refleja en la ecuación: Consulta-
Medicación, esto último lo planteamos buscando la atención personalizada y una relación de confianza. La necesidad de reformular el sentido de la consulta, muestra que ésta fundamentalmente se articula alrededor de la construcción simbólica de las instituciones de salud y los medios de comunicación masivos. Es decir que si hablamos de propuesta, enunciamos a su
vez que efectivizábamos una oferta. Bauleo, en un trabajo denominado Psiquiatría Social y Comunidad, plantea este problema de la siguiente manera: "Hay que romper con la lógica manicomial y continuar elaborando esa ruptura, ya que no se trata sólo del establecimiento del manicomio, sino de los manicomios mentales que la gente y sobre todo el personal sanitario siguen manteniendo, ya que constituye parte de sus propias identidades".
MARGEN: -Además del tema institucional, sería importante discutir el sentido del trabajo comunitario y grupal que vienen desarrollando.
C.B.: -En principio, partimos del análisis de determinados factores de la situación social que consideramos relevantes para el desarrollo de la tarea. Partimos de entender que el autoritarismo y el sistema opresor rompieron la comunicación íntima entre las personas. Esas relaciones de fuerza y de poder no se reflejan solo en una oposición binaria y global de dominadores y dominados, es decir en forma vertical. Entendemos que las relaciones de fuerza también actúan en los aparatos de producción, las famillas y los grupos restringidos.
Teniendo en cuenta estas ideas y su impacto en el barrio, fue planteado un esquema alternativo al aislamiento
de los vecinos, estimular y organizar el encuentro de la gente,
crear espacios para realizar la más profunda de todas las comunicaciones, que es la comunicación persona a persona y así trabajar en la recuperación de los lazos solidarios. De manera que en principio se constituyeron dos grupos de vecinas y en ese trabajo rotábamos por las casas. Estos no tenian como finalldad
un "HACER", una dimensión reivindicativa, sino sólo producir un
encuentro entre los vecinos e ir construyendo una situación de
confianza, condición indispensable para acompañar cualquier
proceso grupal.
Para esto fue indispensable mantener las reuniones,
permanecer, sostener encuentros semanales donde se tocaban diversos temas de salud o discutíamos circunstancias que ocurrían en el barrio, rescatando la alegría y la belleza.
MARGEN: -Dentro de la propuesta política del Ministerio de
Salud de la Provincia de Bs. As., la cuestión cultural tenía un
espacio relevante, en especial como lugar de recomposición del
tejido social. ¿Cómo intentaron articular la relación entre salud y
cultura?
C.B.: -Una de las dimensiones del análisis que efectuamos
pasa por entender que estamos entrando en la era de la cultura
planetaria. Un modelo de cultura propagada por los medios masivos, en especial la televisión hacia todo el mundo. Por otro lado, nos interrogamos acerca de cuáles pueden ser otras formas de comunicación, ya descentralizadas de un emisor único.
¿Por qué no convertir la tarde del domingo -tradicionalmente lugar de muchas depresiones- en una tarde de fiesta en el barrio?
Pasar de consumidores pasivos a emisores, multiplicando el uso del video y las T.V. locales en las propias bases de la comunidad. De todas maneras, no todo pasa por las comunicaciones técnicas, si tuviéramos que plantear una idea alternativa a la del aislamiento, propondríamos todo lo contrario, estimular y organizar el encuentro de la gente. Esto significa apoyar y organizar las fiestas populares, los encuentros, las muestras, los eventos artísticos, deportivos o culturales. Pero organizarlos desde el protagonismo creativo de la
gente.
Ese protagonismo hay que buscarlo en su base, que es el
barrio. Después de los años de la dictadura, casi todos los barrios permanecen como muertos, las fachadas de las casas son de
cemento, las veredas sin árboles y las plazas convertidas en
potreros abandonados.
Mucha gente termina huyendo del barrio,
necesitamos más propuestas que reviertan esa situación. Propuestas que desarrollen un conjunto de actividades. No sólo a comunicar a la gente del barrio entre sí, sino que también exprese y protagonice su creatividad.
¿Por qué no hacer de esa plaza un lugar más acogedor, de encuentro barrial, donde además se
convoquen artesanos, músicos, artistas o se realicen juegos, muestras, bailes o manifestaciones de diverso tipo, atrayendo a
jóvenes, viejos y pibes?
Así como cada barrio tiene su plaza y hay
que reivindicarla, cada barrio debe tener su casa de cultura y de
juventud, es declr su espacio cultural en donde debe tener cabida
el baile, el juego... El barrio y el pueblo en general han perdido sus
espacios culturales de compensación. Por eso, en nuestro caso,
una propuesta pendiente es la que nos permita construir en cada
barrio una casa de cultura, pero no es el viejo modelo del club
banial, sino desde los vecinos, desde el protagonismo de éstos
diseñar y construir actividades.
MARGEN: -¿De qué forma intentaron llevar adelante esa tarea?
C.B.: -Buscamos comenzar este trabajo retomando lo más
cotidiano, lo más sentido. De ahí que decidimos utilizar el juego
como estrategia de trabajo. El juego es común para los niños, el
fútbol, el potrero, es aquello que los convoca cotidianamente.
Buscamos despertar interés por los otros, por el trabajo en
conjunto y no aisladamente. La realización del campeonato de
fútbol que encaramos se enmarca dentro de un proyecto cultural,
desde el cual lo artístico, lo recreativo, la prevención en salud,
rescate todo aquello que hace, en este caso, a la formación
completa de los niños. Así, al poner el deporte de los más chicos
como centro de la vida barrial, éste se ejemplariza como un eje
muy sentido, da vida y genera permanentemente la necesidad de
organización y nuevas propuestas.
Tanto los niños en su actividad
semanal con los entrenadores, los vecinos dedicados a preparar lo
necesario para que el marco deportivo sea digno, como así
también los padres descubriendo nuevamente cn sus hijos gestos
que no conocían, habilidades desarrolladas en el transcurso de la
competencia y un profundo sentido de familia, con la presencia,
el apoyo afectivo para algo que hasta hacía poco parecía insignificante. Por otro lado, nuestra propuesta fue plasmar todo este proceso y desarrollo de un campeonato en un video que resaltara los ejes mencionados, que sea el mismo parte de ese todo y que permanezca con sus imágenes en la memoria de las personas que lo fueron cubriendo de sentido, viviéndose protagonistas de esta historia y en la historia del barrio "Las Torres".
MARGEN: -¿Qué efecto o impacto produjo en la comunidad el trabajo realizado?
C.B.: -Al poco tiempo del campeonato se realizó una jornada
cultural en la plaza del barrio, donde el eje convocante fue el video
filmado. A partir de allí y en ese mismo día se abrieron distintas
actividades y espectáculos.
Se armó un taller de teatro, talleres de
títeres y taller literario. Se realizaron murales en las paredes del
Centro de Salud.
Las actividades eran coordinadas por animadores
socioculturales. Tiempo después, vimos cómo el campeonato y la
Jornada Cultural generaron nuevas actividades que fueron coordinadas por la unidad sanitaria. La plaza barrial, cobró un sentido diferente, comenzó a conformarse un espacio cultural y por otra parte el centro de salud se afianzó en su pertenencia al barrio.
MARGEN: -Esta forma de tarea desde el Trabajo Social muestra de alguna manera un modelo alternativo de abordaje, que en este caso se particulariza en un barrio del Gran Bs. As. ¿Cuál fue el eje más importante en cuanto a las conclusiones que pudieron sacar?
C.B.: -Creo que podríamos afirmar que siempre hay nuevas formas y nuevos espacios de reencuentros a nivel de la comunidad. Tal vez, lo más importante parta de la necesidad de resignificar la relación de los equipos de salud con los sujetos de la práctica.