Por:
Lic. Patricia De Marco y Lic. Bibiana Rossi * (Datos sobre las autoras)
Dentro del campo de la práctica del Trabajo Social en instituciones de
salud, ha tenido un importante crecimiento en los últimos años el
abordaje de problemas concretos vinculados con la situación social
actual.
La maternidad adolescente aparece en este contexto como un
hecho diferenciado que genera un abordaje particular. El presente
aporte relata la experiencia de tres años de trabajo desde el Servicio Social de un Hospital General ("A. Posadas")
El trabajo que venimos realizando comenzó en junio de 1983, continúa en este momento habiéndose atendido hasta la fecha aproximadamente a 5.800 jóvenes desde el consultorio de atención de adolescentes embarazadas, asistencia en el área de Internación de Obstetricia y Consultorio de Atención Especializada al Recién Nacido (R.N.).
Los dates estadísticos que comentaremos en el trabajo son de 1991, están en elaboración, ratificándose la tendencia del año pasado. Nos preguntamos si la adolescente embarazada está sola o la dejaron sola.
A partir de una política social que se achica inexorablemente y en la realidad de una problemática socio-estructural que paralelamenite se va incrementando, donde cada vez está más dificultado el acceso al trabajo, la vivienda, la alimentación y hasta la misma entrada al sistema de salud. De esta forma esa "soledad" es generada y sustentada por un sistema social que va creando problemas, situaciones y sujetos de conocimiento. En la medida que vamos avanzando en la reflexión de la propia práctica y analizando las diferentes líneas de Investigación vemos que las diversas posturas que tratan de comprender y estudiar el tema se mueven en un terreno contradictorio.
La naturaleza convalida la presencia del embarazo a determinada edad, es más, distintas pautas culturales entienden este hecho como normal pero por otro lado un supuesto consenso social determina qué está bien y qué está mal, y pone al embarazo de la adolescencia por fuera de la normativa social. Por otro lado, desde el imaginario social frecuentemente se asocia joven-normal con determinadas adscripciones a pautas y modalidades de consumo. Estos jóvenes (adolescentes, embarazadas y sus parejas) no cumplen con el arquetipo de joven exitoso o con el ideal de figura corporal que los medios de comunicación imponen.
El embarazo en las parejas adolescentes contradice el discurso dominante surgiendo así la ubicación de este hecho en el lugar de lo no deseado, con la consecuente exclusión y rotulación, a través de las diferentes instituciones.
1. Marco teórico
Frecuentemente, desde los medios de comunicación masiva,
la aplicación de la ley, la expresión del tema a través de planes y
programas, se hace mención a la cuestión de la maternidad y
paternidad adolescente como hecho problemático o de riesgo.
Vale la pena preguntarse desde dónde surge el concepto, qué
correlato tiene con la realidad, las pautas culturales o con el
sentido que la idea de maternidad se presenta en cada sector de
la sociedad. Podría afirmarse que estos conceptos se originan
tiempo atrás cuando se determinó la idea de "pareja legítima
procreadora", la cual se hallaba muy vinculada a los procesos
productivos de la revolución industrial y respondian a un ideal de
clase que encerró a la maternidad dentro de un claro y definido
espacio de normas, preceptos y aptitudes.
A partir de ahí se fue soslayando progresivamente el sentido
del tema, su expresión en cada sector de la sociedad, asumiéndose
un caracter que cada vez se aproximó más a lo normativo y
correlativamente se fue alejando de lo social, de la cultura y de la
historia.
Es así que la cuestión de la maternidad adolescente se nos
presenta hoy como algo neutro, a-histórico, atravesado por la ley
y la biología, pero cada vez más desvinculado de los procesos
sociales.
Por otro lado el efecto de este discurso produce un recorte que
sectoriza y cuadricula la problemática en un lugar determinado:
los jóvenes, tanto en el aspecto de la maternidad como de la
paternidad, produciendo un nuevo etiquetante sobre ese nivel
etáreo.
Etiqueta que se transforma en rótulo impactando
bilateralmente a nivel de toda la sociedad. De esta forma se ratifica
la idea de joven-riesgo- drogadicción-delito y ahora, sexualidad
irresponsable.
Las respuestas institucionales no son ajenas a todo este
proceso, de la misma manera que se estimula desde distintos
espacios la participación de los padres en el período de embarazo,
puerperio y cuidados del recién nacido, contradictoriamente las
diferentes instituciones obstacullzan, niegan esa misma participación. Todo esto se fundamenta partiendo de presupuestos. Se supone que el padre joven no va a hacerse cargo, se presupone que
no será responsable y que para la crianza de los niños de madres
jóvenes es más importante la participación de las abuelas maternas
que la de los propios padres. Ese mismo discurso paradojalmente
estructurará gran parte de sus respuestas en la figura de los
conceptos de "madre sobreprotectora y padre ausente". Por otra
parte la normativa social exigirá la legitimación del rol paterno a
través del casamiento, dejando de lado la realidad cuantitativa de
las uniones informales.
Todo esto nos muestra la necesaria orientación de nuestra
práctica como trabajadores sociales, desarticulando y rearmando
los diferentes discursos hegemónicos, con el objeto de correr al
tema del territorio de la patología médica o la ilegalidad.
Intentamos a través de nuestra práctica cotidiana,
desestigmatizar tanto desde la mirada institucional como desde el
impacto a nivel individual y familiar que tiene el embarazo en la
adolescencia.
Todo este proceso se vincula en primer lugar con la recuperación de la palabra de la pareja, palabra que muchas veces es
recortada y estructurada en un discurso sin sentido desde las
diferentes prácticas institucionales. Buscamos hacer explícito lo
que muchas veces está implícito, es decir a quien corresponde esa
maternidad, cómo impacta en su cotidianeidad, su familia, su
medio social. Maternidad que en la clase media y alta intenta
ocultarse y que en los sectores populares tiene un significado
completamente distinto.
Se trata de no responder con medidas de control, que se
aplicarían sólo con un sector de la sociedad.
Esta práctica también se relaciona con la orientación acerca
de los derechos de los padres y madres adolescentes tratando de
incorporar otra parte de lo oculto, de lo que no se habla alrededor
de este tema.
Este trabajo incluye a la familia y menores embarazadas no
desde una perspectiva de terapia familiar ya que no creemos en la
patologización psiquiatrización de este tema, sino que este abordaje
tiende a incorporar la historicidad de este proceso y su inclusión
en el entramado social.
La práctica nos demuestra que es muy tenue el límite entre
la maternidad adulta y la maternidad adolescente, las barreras
que delimitan los espacios están más cercanos a los discursos de
la biologia y de la ley que de la realidad de la madre adolescente.
Habría que preguntarse ¿dónde está el verdadero punto del
problema?, si en la maternidad adolescente o en el discurso que
ésta genera.
Ser madre o padre joven no es un riesgo o problema en sí
mismo, el verdadero riesgo se encuentra en las prácticas y en las
políticas que penalizan, rotulan y no ofrecen salidas reales o
posibles.
Con políticas sociales adecuadas que atraviesan lo institucional, lo legal y lo económico, la maternidad en la adolescencia no
sería hoy sinónimo de riesgo.
Lo asistencial debe acercarse al cuidado y no al concepto de
tutela. Es decir, debe apuntar a solucionar los problemas que este
tema recrea, sin generar nuevos inconvenientes, nuevas
ilegalidades, nuevos castigos, nuevos rótulos.
2- Algunos Datos y Objetivos del programa
Dentro del total de partos atendidos anualmente en el
Hospital Nacional "A. Posadas", el 22% (aprox.) corresponde a
madres solteras menores de 21 años. Este dato muestra la
relevancia del tema en la totalidad de las prestaciones brindadas
por el Servicio de Obstetricia. De alguna manera se va delimitando un perfil sociocultural que se aproxima a los sectores populares,
donde en líneas generales la maternidad adolescente aparece
como una pauta que se trasmite a través del tiempo y de
generación en generación. La formalldad o no de las uniones
dentro de una perspectlva histórica, siempre fue asociada a
factores socioeconómicos.
Es así que frente a situaciones de
estabilidad, acceso al trabajo, mejor distribución del ingreso, etc.
se incrementa el número de uniones "legales". Más allá de la
"legalidad" en cuanto a la conformación de la unión, el 83% de las
adolescentes atendidas tiene pareja. De éstas, el 17,50% están
casadas, el 51,80% tiene pareja y convive con ésta y el 14,30% tienen
pareja no conviviviente. El nivel de separaciones posterior a
uniones formales e informales es llamativamente bajo: 0,58%.
Estos datos muestran la restricción de las clásicas categorías de
riesgo que ponen énfasis en la edad y la legalidad de la pareja.
Hoy hablar de "riesgo" dentro de la cuestión de la maternidad va
más allá de la caracterización etárea de la población o su tipo de
unión, los diferentes problemas pasan por la desnutrición, las
enfermedades infecciosas, la falta de vivienda, la inestabilidad
laboral, etc.
Es decir, el "riesgo" traspasa las barreras formales y
es producto de la situación socioeconómica y la falta de políticas
sociales adecuadas. Cuántas veces un parto que podría ser
normal se complica por falta de recursos e infraestructura básica
en un hospital?
Por otra parte, en cuanto a la edad, el 73% de las madres
adolescentes tiene entre 17 y 21 años. Observándose falta de
apoyo familiar solamente en el 2% de la totalidad de casos
atendidos. Los últimos datos nos muestran cierta correlación con
las pautas socioculturales atribuídas a los sectores populares,
donde las uniones son más precoces, pero el tema no tiende a
ocultarse conformándose a nivel familiar actitudes continentes,
que en general se hacen más nítidas en la medida que el embarazo
avanza.
Esto explicaría el bajo índice de abandono y de menores
dados en adopción en las adolescentes asistidas en este programa. Desde nuestra tarea pretendemos sustentar este tipo de
procesos, realizando intervenciones diferentes de las que formalmente se presentan como aleccionadoras y normativas. Es
así que el programa brinda un ámbito generado en la institución
hospitalaria, de reflexión y contención relacionado con las vivencias
propias del embarazo y su contradicción con el dlscurso dominante.
En este aspecto se trabaja destacando la importancia de la
participación del compañero en el transcurso del embarazo,
puerperio y la posterior atención del hijo. Con respecto a lo legal,
las adolescentes incluidas en el programa reciben orientación
respecto de sus derechos, los de sus compañeros y las obligaciones
de ambos. Brindando asesoramiento acerca de los alcances de la
ley 10067 del régimen legal de la Provincia de Buenos Aires, que
exige que toda menor soltera internada en un establecimiento
sanitario debe salir del mismo con el alta firmada por su madre,
padre o tutor.
Por otra parte se tiende a visualizar y trabajar sobre posibles
situaciones de riesgo, ahora desde una perspectiva puntual y
acotada, con el objeto de superarla preferentemente antes del
parto. Todo este proceso de intervención profesional apunta a su
vez a trabajar sobre los vínculos, tratando específicamente de
evitar situaciones de abandono.
La salud es un producto social, desde este abordaje tendemos a incorporar los fenómenos colectivos y su impacto en la esfera individual y familiar porque creemos que la respuesta que la practica nos requiere se encuentra en esa misma sociedad que genera las preguntas. Creemos que sólo desde un abordaje colectivo, la salud es posible.
-La Historia de la Sexualidad. Tomo 1. Siglo XXI. México 1985
-La Policía de las Familias. J. Donzelot. Pretextos. Barcelona.